En el Perú, la conversación sobre infraestructura suele girar en torno a grandes números: cuánto falta por invertir, cuántos proyectos están en cartera o cuántos años tenemos de brecha. Pero pocas veces hablamos de lo esencial: cuáles proyectos realmente mueven la aguja en competitividad y crecimiento, y cómo priorizarlos desde un enfoque empresarial y técnico que maximice el retorno social.Hoy, más que nunca, necesitamos dejar atrás la lógica del “proyecto visible” y avanzar hacia un modelo donde la infraestructura se planifique con visión de país: integradora, rentable, sostenible y alineada a los sectores productivos que pueden transformar nuestra economía.

1. Priorizar no es elegir proyecto, es elegir impacto

La priorización de infraestructura no debería responder a presiones políticas ni a criterios de urgencia aislados. Debe responder a una ecuación clara de impacto económico, social y territorial.

Un proyecto estratégico es aquel que:

– Reduce costos logísticos.

– Aumenta la productividad de regiones completas.

– Genera encadenamientos económicos.

– Atrae inversión privada.- Mejora calidad de vida.

2. La infraestructura debe seguir al desarrollo productivo

La infraestructura potencia lo que ya existe y habilita lo que está listo para crecer. Por eso, los proyectos estratégicos deben partir de preguntas sobre sectores productivos, cuellos de botella y potencial regional.

3. Un enfoque empresarial para priorizar

Un enfoque empresarial exige criterios como costo-beneficio social, impacto logístico, madurez privada, atractivo APP y sostenibilidad operativa.

4. La ingeniería como filtro de decisiones

Antes de hablar de inversión, hay que hablar de ingeniería: estudios de suelo, demanda futura, riesgos, mantenibilidad y resiliencia estructural.

5. Proyectos que el perú debe priorizar

– Corredores logísticos integrados  

– Infraestructura portuaria y aeroportuaria  

– Energía competitiva y sostenible  

– Agua y saneamiento  

– Infraestructura educativa y tecnológica  

Conclusión

La infraestructura es el cimiento del futuro del Perú. Priorizar con visión empresarial e ingeniería sólida puede transformar la competitividad nacional en menos de una década.

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